La barbarie

En América muchos crecimos con una falsa noción de que la segunda guerra mundial la ganó E.U.A o dicho de otro modo, que se ganó gracias a ellos. La primera noción es cierta. E.U.A resultó de los menos afectados. En cuanto a bajas humanas ocupan el quinto lugar. El primero lo ocupó la U.R.S.S. Estados Unidos fue el más beneficiado y fueron quienes echaron a andar la maquinaria propagandística y militar más eficiente la cual prepararía el terreno para la guerra fría, y el posterior desliz hacia el fascismo de closet que hoy es un franco neo nazismo viviendo en y administrando desde la casa blanca, ya sin máscara ni paliativo alguno. Eso sí, todos de traje y con estilo. Así lo muestra un video publicado por el portal theatlantic.com donde en una conferencia de la “alt-right” su fundador Richard Spencer leyó un discurso alucinante en el que se llamaron “los hijos del sol” y saludaron a su nuevo presidente al grito de “Hail Trump” mientras estiraban el brazo haciendo el saludo Nazi.

Los colectivos e individuos antifascistas, los partidos y guerrillas comunistas, y las guerrillas y movimientos explícitamente anticapitalistas como el EZLN son hoy el único frente real contra el fascismo y la depredación que ya anidó sorprendentemente en Europa —Ucrania, Italia, Francia— y en E.U.A país que desde hace décadas administra desestabilización, terror, guerra y caos en medio oriente y América.

La farsa electorera de partidos ha quedado al desnudo. Los ejemplos del ascenso fascista son muchos. Los arrodillados de Syriza, quienes parecían la esperanza de la izquierda electoral contra el FMI y las humillantes políticas de austeridad en Italia, hoy mandan a la policía a golpear a manifestantes que protestan por la presencia de Obama. El primer presidente afroamericano, carismático estandarte del capitalismo que representa el despertar a la realidad y la decepción de la América negra, hijo pródigo de los demócratas en E.U.A y padrino de su candidata halcón neoliberal impuesta, Hillary, autoriza el gasoducto del DAPL. En México, Miguel Mancera manda a golpear a manifestantes antifascistas y desaloja un espacio autónomo okupa: Chanti Ollin dejando 25 detenidos, liberados sin cargos.

Y las bases de MORENA contrario a lo que se esperaría de un partido de “izquierda progresista” y “la única opción” —como ellos se definen— no se quedan atrás. Aunque les moleste la comparación, no son tan diferentes a las bases de Donald Trump: gente de diferentes estratos sociales: Obreros, burgueses e intelectuales, pero unidos por un nacionalismo nostálgico, intransigente y vulgar, que no se pueden definir anticapitalistas y cuya idiosincrasia va trágicamente aderezada con un repugnante racismo y prácticas antidemocráticas, ridiculizados por los deslindes francamente infantiles que siempre se ve obligado a hacer el líder López Obrador cuando sus protegidos terminan “traicionándolo” y este a ellos “desconociendo”.

El colmo de la incongruencia y el descaro vino cuando el líder único e incuestionable del partido habló durante un evento de la amnistía anticipada para criminales “de cuello blanco”, la cual produjo indignación ante la cual Andrés Manuel cínicamente nos recordó que había sido mencionada hacía mucho en su libro, el cual parece que nadie leyó. Sus seguidores procedieron a burlarse de las víctimas de la violencia en el país y a hablar como verdaderos hippies.Quizás los que siguen creyendo en los partidos en realidad viven en una situación más o menos llevadera y ya no tienen más que una especie de fé futbolera en la acción política, o un hueso que perseguir pero carecen de ética y capacidad de lectura y análisis honesto.

Mientras tanto, los territorios protegidos por los originarios en toda América—muchos de ellos representados en el Congreso Nacional Indígena— son para el capital y sus administradores solo recursos, minerales, tierra, agua e incluso aire para ser convertidos en mercancía, y su población perfectamente sacrificable.

El racismo que tanto criticamos a E.U.A para llenarnos de autoridad moral y subsanar la baja autoestima nacional es irónicamente una de las más profundas y arraigadas vergüenzas de nuestro país. Somos racistas hasta la médula. ¿O como le podemos llamar a quienes al ver que existe un movimiento neonazi en México solo atinan a comentar que no pueden ser nazis porque son morenos? ¿Cómo le podemos llamar a comentaristas delirantes que piensan que “los indígenas son manipulados” por un blanco porque se atreven a irrumpir en el sagrado proceso electoral? ¿Cómo llamarle a gente que defiende el uso de la palabra naco, o comparte memes de “bitchl pleasl” burlándose de las lenguas indígenas?

Es revelador que cuando aparecen propuestas provocadoras alternativas al partidismo —como la del CNI, su concejo indígena de gobierno, y su representante candidata mujer indígena— por lo visto en redes sociales y en artículos de periódico, la mayoría de los autodenominados izquierdistas ni siquiera pueden leer y entender porque les da flojera escuchar lo que los originarios tienen que decir cuando pasa de dos cuartillas.

El gobierno persigue a todo el que “usurpa” las funciones que este no cumple. Los justicieros anónimos son un nuevo elemento de la barbarie y temibles iniciativas flotan en el aire como la de los permisos para portar armas.

Pero todavía falta. La Hidra, como la han dibujado los Zapatistas, tiene múltiples cabezas que se regeneran, toda ella se transforma, y la organización de abajo es la única vía para generar posibilidades de supervivencia.

Diciembre, 2016

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